martes, 10 de marzo de 2015

El TTIP allana el camino hacia la dictadura de las multinacionales



No existen sueños que alberguen esperanzas tras el TTIP. Si la conformación de la Unión Europea como mecanismo de dominación del gran capital sobre las clases trabajadoras fue un duro golpe no cabe duda de que el TTIP es el jaque mate. El tratado de libre comercio que quieren firmar EEUU y la UE gira entorno a la misma idea que origina la propia Unión Europea: la despolitización de la economía, es decir, librar al gran capital del poder político dejándole vía libre para que perpetúe su domino por esta pradera que son nuestros Estados. ¿Porqué ahora? Se preguntaran. Lo cierto es que esta idea ronda desde 1990, momento en que se iniciaron las conversaciones entre George Bush y el Primer Ministro italiano, Giulio Andreotti, con la intención de abolir las barreras arancelarias y favorecer el libre comercio entre las dos partes. Durante todos estos años ha habido muchos avances, pero no ha sido hasta ahora cuando las negociaciones han cobrado vigor debido a un desequilibrio de fuerzas entre Asia y las potencias Atlánticas. Según las estimaciones Asía tendrá en los próximos años mayor PIB, más gasto militar e inversión tecnológica que E.E.U.U y la U.E. No cabe duda entonces de que este tratado responde a una estrategia geopolítica del gran capital europeo y americano para mantener su hegemonía mundial. Ahora descendamos a la tierra y respondamos a la pregunta que nos interesa, ¿en qué nos va a afectar? Pues bien, el TTIP es un segundo estadio hacia la incorporación final de la doctrina económica liberal. Consiste en aplicar el liberalismo americano en nuestros países lo que se materializa en una desregularización masiva de la economía en todas sus vertientes; sanidad, educación, seguridad, justicia, derechos de los trabajadores, etc. Todo queda en mano de los denominados mercados, las leyes se flexibilizarán para favorecer sus demandas, las privatizaciones se pondrán al orden del día y aquello del “estado de bienestar” no será más que un mito que algunos recordarán con cierta nostalgia. Por si aún les quedaba alguna duda, no se equivoquen, aún podemos estar peor. La opacidad con que se están llevando estas negociaciones entre las altas esferas es una buena muestra del mal que albergan. Muchos medios de comunicación se han quejado de la falta de libertad que tienen para acceder a las negociaciones e informar sobre el contenido de las mismas. Imagínense el motivo. No me cansaré de decir que la UE fue un golpe de estado en toda regla a la soberanía popular, perdimos esa batalla, pero ahora hay que levantarse con fuerza para combatir el segundo asalto o llegará el K.O definitivo.